jueves, 17 de diciembre de 2009

CUESTION DE CONCIENCIA

La posición que, respecto al Proyecto de Ley de interrupción voluntaria del embarazo, tomamos los diputados, se enmarca dentro de la libertad más intrínseca que poseemos los seres humanos, que es la libertad de conciencia. Por eso, ni las amenzas explícitas de la jerarquía eclesiástica pueden socavar aquello que uno asume en conciencia y sobre lo cual decide. Es cierto que es éste un asunto controvertido y como tal hay que meditarlo y pensarlo, pero no es difícil, sin ser tachazos de gentes de conciencia laxa, colegir que la mujer es la única que puede tomar decisiones sobre su propio cuerpo. No es heterodoxo pensar que existe en la actual legislación una inseguridad jurídica para aquellas mujeres que deciden, líbremente, interumpir su embarazo y para aquellos profesionales que les ayudan a ello. No es complicado de entender que no deseamos el aborto por el aborto, es más que queremos que exista información suficiente para que las mujeres tomen decisiones correctas, pero que esta decisión, por ser traumática, corresponde exclusivamente al ámbito de su libertad. Y no es complicado entender que aquellas menores que tengan un embarazo no deseado tengan la libertad suficiente para no dejarse presionar por sus progenitores hasta el límite de continuar con un embarazo no deseado. ¿Se enmarca una decisión de esta envergadura en los límites de la ley natural?. Rotundamente sí, aunque quienes se hallan en las posiciones más ultraconsrvadoras pongan por delante de la ley natural su credo. Sobre credos no discuto, sobre derechos, sobre leyes, sobre libertad versus represión acepto el debate y también la posición.Por eso ni herejías ni amenazas de excomunión han de ser argumentos suficientes para imponerse a mi conciencia , a mi convicción y al derecho de ejercer el voto ,con el ánimo de representar a los ciudadanos que nos eligieron , para ampliar ámbitos de libertad, de derechos de ciudadanía y de derechos sociales.

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